sábado, 11 de enero de 2014

LA ESTRELLA FLAMÍGERA.

LA ESTRELLA FLAMÍGERA.
 
“Yo solo deseo conocer los pensamientos de dios; el resto son detalles” Albert Einstein.
Puede la razón pura, con sus ataduras al plano material,  explicar sucesos que pertenecen a un plano suprahumano?. El aprendiz está todavía atado a la materialidad pura; por esto le debe bastar la razón mundana para validar todo lo que es capaz de percibir. Lo cierto es que no todo puede ser explicado por la razón; siempre queda el Misterio Sagrado, designado por el vocablo latino Mystae, sinónimo de Adeptus, es decir, aquellos que han alcanzado la mas elevada iniciación.
El compañero ya ha roto las cadenas que lo ligan a la tierra, y ha comenzado su ascenso por la escala de Jacob, jeroglífico  del eje del mundo, y necesita mucho mas que la razón para poder descorrer el velo de Isis.
Entonces, no por la razón, sino por lo que siento en mi corazón, intentaré dar mi visión sobre la estrella flamígera, que nos alumbra en las tinieblas y es  faro resplandeciente que guía al hombre en la noche oscura del alma.
El celebre alquimista y monje benedictino del siglo XV Basilio Valentín introduce por vez primera el concepto del Vitriol. En el tratado del Azot presenta Valentin una curiosa estrella borlada por una filacteria,(1) donde se lee: Visita interiora terrae, rectificando intvenies ocultum lapidem. Visita tu tierra interior, rectificando, encontraras la piedra oculta.  
Visitar nuestra tierra interior, sumergirnos en nuestro ser  constituye el verdadero conocimiento de uno mismo o Gnosis, representada por la letra G.
Este  viaje interior solo es posible mediante la practica constate de la meditación profunda,  llegando al discernimiento propio y de la divinidad.  Por medio de la Gosis es posible llegar a vislumbrar los pensamientos de dios,  y redimirnos a nosotros mismos, pues somos dioses.
Sostiene C.G.Jung que en occidente, el hombre es infinitamente pequeño y necesita de factores externos para redimirse; en cambio, en oriente,  el hombre es dios y se redime a si mismo.
Al sumergimos por primera vez en el interior de nuestra tierra, es este un lugar oscuro;  un océano desolado donde debemos encontrar  nuestra piedra. En el mar de los filósofos primero es necesario hallar  a un pez único y muy escurridizo; llamado Echneis o Rémora. Este pez se transforma en una estrella flameante; y una vez que el adepto logra verla, lo conduce inequívocamente a oriente. Para las antiguas tradiciones el oriente es el camino ascendente  que el adepto debe recorrer en su acercamiento al centro y a la unidad: utilizando como guía, en palabras de Yogananda y otros, la inequívoca luz del ojo espiritual, estrella de oriente, estrella de la mañana, estrella del mar que  señala nuestra piedra.
Según la Biblia, en Mateo 6:22 y 23, leemos: La lámpara del cuerpo es el ojo: así que, si tu ojo fuere único, todo tu cuerpo será luminoso. Más si tu ojo fuere malo, todo tu cuerpo será tenebroso. Así que, si la lumbre que en ti hay son tinieblas, ¿cuántas serán las mismas tinieblas?
Ningún oriental dudaría en admitir que estamos hablando del ojo único, ojo espiritual, tercer ojo o estrella de la mañana.
 Leemos en Génesis 1.1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra.  Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.
Ese espíritu de dios, es representado por los adeptos como una estrella que ilumina las tinieblas. «¡Acuérdaté de que Osiris es un dios negro!» Es el color simbólico de las Tinieblas y de las Sombras cimerias(2), el de Satán, a quien se ofrecían rosas negras, y también el del Caos primitivo, donde las semillas de todas las cosas se mezclan y confunden; es el emblema de la tierra, de la noche y de la muerte.
Lo mismo que, en el Génesis, el día sucede a la noche, así la luz sucede a la oscuridad. La luz tiene por signo el color blanco.
El blanco ha sido también aplicado a la pureza, a la sencillez, a la inocencia. El color blanco es el de los Iniciados, porque el hombre que abandona las tinieblas para seguir la luz pasa del estado profano al de Iniciado, al de puro.
Esa luz, es la misma estrella que condujo a los sacerdotes de Zoroastro enviados por la reina de Saba, en busca del niño nacido en Belén.
Cuenta la leyenda que los primeros peregrinos cristianos llegados a Galicia en tiempos antiguos, fueron guiados por una estrella que por fin se detuvo sobre una colina, donde hallaron la sepultura del apóstol Santiago. Fue en ese sitio donde finalmente se construyó la portentosa catedral de Santiago de Compostela- o compost stella, es decir la estrella que sobrenada el compuesto original, espíritu divino, faro de eternidad.
El maestro Fulcanelli sostiene, que Compostela no queda en absoluto en tierra Española, sino en la Tierra Interior del sujeto filosófico mismo. Tierra a la que accedemos con nuestro Vitriol, guiados por la estrella matutina, que nos señala el camino del eje y alumbra a nuestra propia piedra.
No olvidemos  que en la tradición cristiana María, es llamada Stella Maris o Stella Matutina; y también podemos observar representaciones de los tres colores de la Gran Obra, muy conocidos por nosotros.  El negro, corresponde a Santa Ana, madre de María. El blanco, la inmaculada concepción, y el rojo a Jesús, el fuego, fuego del espíritu santo, fuego que no quema las manos.

Tratando de dar un cierre a este tema tan apasionante, y que daría para escribir una indefinidad de palabras; a mi criterio la estrella flamígera es la luz del conocimiento interior o Gnosis. Conocimiento tan difícil de hallar como la simbólica Rémora en el mar de los filósofos; pero que hemos de encontrar rompiendo los lazos que nos atan a la materia (materea, mater, María) y comenzando a ascender guiados por nuestra estrella,  nuestro ojo único.
Salve, hijos de la Luz! (3)








(1)  En los antiguos grabados, las filacterias solamente se colocan sobre los símbolos sagrados o iniciáticos.
(2)  Entonces arribamos a los confines del Océano, de profunda corriente. Allí están el pueblo y la ciudad de los Cimerios entre nieblas y nubes, sin que jamás el sol resplandeciente los ilumine con sus rayos, ni cuando sube al cielo estrellado, ni cuando vuelve del cielo a la tierra, pues una noche perniciosa se extiende sobre los míseros mortales. (Odisea, XI, 13)
(3)  En hebreo la raíz de la palabra que designa  luz, es la misma que designa viuda; es decir en hebreo luz y viuda son intercambiables por su raíz y su valor numérico.
El Abate Arno

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